Opinión: ¿Para qué sirvió ir a Cuba?

Fuente: Manuel Martínez Opazo, La Nación, http://cianuronews.wordpress.com/

Los viajes siempre dejan algo. Experiencias para no repetir, otros aprenden a conocer quiénes nos reciben con agrado o nos desprecian por nuestro entendimiento de la vida. La semana pasada el Gobierno visitó Cuba. Tierra de maravillas extremas, pocos sitios pueden darse tan semejante lujo, porque sus habitantes son amables, alegres y preparados. De no ser por su Gobierno, sería una nación completa. Pero no se puede todo. Que nuestro Gobierno tuviese que visitar Cuba nunca lo entendí. La verdad, hay muchas cosas que no entiendo y si quiero explicármelas, tendré que juntar pedazos y delinear la respuesta como un acertijo.

¿Para qué visitar Cuba si no nos entrevistamos con la disidencia? Esa que denuncia el sistema autoritario de Fidel, quien por más de 50 años ha justificado su régimen con su mentada revolución. Lo único que ha logrado con esto es el bloqueo de los arrogantes del frente, sumado al sometimiento interno de quienes no piensan como el sistema. No me vengan a decir que no es verdad. El régimen es tan represivo como cualquier dictadura. Estuve en la isla un lapso suficiente como para tomar contacto con la población y enterarme de que muchas de las prácticas que más detesté de Pinochet se aplican de la misma forma. Castro llegó a dar un giro al país, pero terminó por someter al pueblo y tenerlo por casi seis décadas en una noche oscura.

Puede ser verdad lo que dice Guillermo Tellier, que nadie se traga la lengua en Cuba por decir lo que piensa, pero sí se tienen que tragar al anciano de la revolución todos los días, con una prensa manejada, donde todo se controla al más mínimo detalle, donde la policía política (G6) marca presencia en un terreno que declaran suyo. Es fácil ver lo que se desea. Resulta alentador tratar de encontrar en Cuba casi un ejemplo que desearíamos repetir en otros lugares de América, pero menos mal que no somos tan brutos, y comprendemos que la democracia, por imperfecta que sea, es mejor que la más óptima dictadura.

No por eso he de ser un fundamentalista. Discrepo de los regímenes comunistas, pero nunca a un nivel tan básico. Mantenerlos fuera del sistema democrático es hacer lo mismo que detestamos de los regímenes dictatoriales, donde los que no están de acuerdo deben irse a las mazmorras. Discrepo del diputado Patricio Walker, que toma las palabras de Teillier y hace poco menos que un juicio social de por qué no se debe ampliar la Concertación. Ignorar a sectores que están fuera del debate social no es sólo un error, sino que demuestra una miopía política gruesa.

Sabemos que el tema de los derechos humanos en Cuba es una realidad. No podemos hacernos los desentendidos. Tenemos claro que más temprano que tarde ese país volverá a conocer la libertad. No obstante, como decía al inicio, a veces me cuesta comprender por qué se toman ciertas determinaciones sobre este tipo de regímenes, que además nos fustigan dando lecciones de cómo debemos arreglar con nuestros vecinos las situaciones históricas. Es propio de Fidel entrometerse en los asuntos internacionales. Se lo aprendió a quienes mantienen el bloqueo. Como Estado soberano somos maduros para aceptar las arremetidas de algunos próceres, que tal vez producto de sus años hacen análisis fuera de la realidad.

Es de esperar que las discrepancias se tomen como eso. No creo que dé para más. A los que desean sacar partido de la controversia y desean cámara, les recomendaría ir al Festival de Viña. Es probable que los enfoquen y así tendrán su minuto televisivo, porque tanta alharaca suena a necesidad de pantalla y nada más que eso.

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“A Chile le importan los derechos humanos en Cuba”

Fuente: La Nación Domingo

Desde Washington, José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch, siguió paso a paso la visita de Bachelet en Cuba. Tenía expectativas y éstas se cumplieron. Está seguro que en el Gobierno de Raúl Castro escucharon las demandas por más libertades y respeto a las garantías de las personas.

El director de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, (expulsado de Venezuela por Hugo Chávez) estima que la visita de la Presidenta chilena Michelle Bachelet a Cuba fue positiva porque contribuye a que la isla avance en su proceso de apertura a las libertades públicas y respeto a los derechos humanos. Es más, considera que era innecesario que la Mandataria se reuniera con la disidencia cubana, ya que era más importante que la postura chilena fuera conocida directamente por las autoridades del régimen socialista.

Y la postura chilena, enfatiza Vivanco, fue hecha pública una semana antes del viaje de Bachelet a Cuba, en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. Esa forma de afrontar los problemas de Cuba es mucho más eficiente, dice Vivanco, que las otras dos posturas tradicionales que adopta la comunidad internacional ante La Habana: la incondicionalidad de los aliados o el apego a la política estadounidense que incluye el bloqueo. Adelanta que en Washington, los organismos de derechos humanos ya han sido informados de que la administración Obama se apresta a hacer profundos cambios hacia Cuba, que están mucho más en línea de lo que está haciendo Chile.

-Muchos piensan que la visita de Bachelet a Cuba no tenía objetivos claros y que resultó inútil…

-Pienso exactamente lo contrario. Una evidencia contundente de lo importante que fue esta visita es la reacción «maquiavélica» de Fidel Castro, que no es un jubilado desahuciado y está pendiente de todo, aunque crecientemente pierde poder. Él ha querido impedir que se produzcan este tipo de relaciones con Chile.

-¿Por qué buscaría impedirlas?

– Habría que preguntarse ¿qué le molesta a Fidel Castro? Él ha logrado con éxito durante 50 años dividir a la comunidad internacional entre los que solidarizan con Cuba incondicionalmente y aquellos que apoyan la política de Estados Unidos hacia Cuba, el embargo y el bloqueo. Los incondicionales, se relacionan con Cuba sin ninguna crítica al régimen, motivados por el embargo y bloqueo de Estados Unidos hacia la isla donde los temas de derechos humanos o la democracia quedan protegidos bajo el concepto mal entendido de la soberanía nacional, por lo que no pueden ser objeto de las agendas bilaterales ni mucho menos de debate en los organismo internacionales de derechos humanos. En esta óptica, el que se atreve a cruzar la línea no tiene relación posible con el régimen cubano. Esa ha sido la línea histórica de Fidel Castro.

-El Gobierno chileno no estaría entre los «incondicionales».

– Es que Chile, una semana antes del viaje de Bachelet a Cuba, planteó con mucha claridad su postura ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra. Cuba se las arregló para que del centenar de países que asistieron, unos 90 estuvieran alineados con La Habana, alabando al régimen y condenando el bloqueo. Pero Chile hizo una presentación de su postura sobre Cuba en derechos humanos que me parece impecable y coherente. A Chile le importan los derechos humanos en Cuba.

-¿Qué planteó Chile?

– Chile pidió a Cuba en la reunión de Ginebra que ratifique pronto los instrumentos internacionales de defensa y respeto a los derechos humanos que están pendientes. Enfatizó la necesidad de fortalecer la independencia del Poder Judicial, que no existe hasta ahora en ese país. Chile pidió a Cuba que se abstuviera de seguir utilizando la legislación de emergencia para controlar o reducir el ejercicio de las libertades públicas. También reafirmó la necesidad de proteger a quienes defienden los derechos humanos y a los disidentes políticos.

– A sólo unos días que Bachelet pisara La Habana…

– Chile hace una visita bajo ciertos parámetros internacionales, no se doblega, no se somete, no entra en relaciones incestuosas, donde su postura expresada en la ONU queda al margen. No, Chile con toda claridad lleva adelante unas relaciones bilaterales que me parecen muy bien, porque hasta ahora la política de aislamiento hacia Cuba no ha funcionado. Con Cuba hay que relacionarse, hay que incorporarla, pero sobre ciertas bases, no con un cheque en blanco como si Cuba fuera una democracia y respetara los derechos humanos. Como no se respetan hay que acudir a los foros internacionales y decir la verdad.

-Pero muchos alegan que no se reunió con los disidentes…

– Es que no me parece que eso sea un requisito, es un error. Algunos dicen que si no se cumple ese requisito, entonces la visita a Cuba no vale la pena y eso es un error. No podemos caer en el fetichismo de que hay una sola manera de avanzar. En el caso de Cuba hay que pensar que hay múltiples opciones para encaminar estas relaciones hacia un objetivo final, que es ir poco a poco, gradualmente avanzando hacia mayores y mejores estándares de libertades públicas y derechos humanos en la isla. Los defensores de derechos humanos y los disidentes prefieren que los líderes demócratas que van a Cuba influyan sobre el régimen a que tengan una cita con ellos que puede frustrar esa influencia.

– Es lo que hizo Bachelet…

– Por eso no me parecía que la visita estuviera condicionada, si ya sabíamos lo que piensa Chile sobre los derechos humanos en Cuba, lo dijo con claridad una semana antes en la ONU. Lo importante es que en la visita ningún tema haya estado excluido y que en las reuniones privadas la Presidenta y su canciller hayan podido verbalizar ante las autoridades cubanas la visión de Chile respecto de la importancia de respetar las garantías individuales, los d erechos fundamentales, las libertades públicas, la libertad de expresión y otras.

– Acá algunos dijeron que si Bachelet no se reunía con la disidencia es porque no le interesaban los derechos humanos en Cuba…

– Esa es una simplificación absurda porque ignora los frutos que pueden obtenerse de estas relaciones, de una política distinta a aquella que realiza hasta ahora Estados Unidos hacia Cuba. De hecho, esta política de Estados Unidos va a cambiar y muy pronto, donde se intentarán distintas opciones. Eso Chile ya lo está haciendo, porque Bachelet pudo hacer lo tradicional, pero Chile -en el foro que corresponde que es Naciones Unidas- expuso su postura de defensa de los derechos humanos en Cuba y eso no lo negoció. Quienes gobiernan hoy en Cuba han dado señales de una apertura, que se suma a los cambios que el Presidente (de Estados Unidos, Barack) Obama hará muy pronto de su política exterior. Por eso Fidel Castro intenta boicotear estos cambios, como francotirador que es. Con esto ha buscado generar esta polémica en Chile y obligar a aquellos chilenos que han diseñado esta nueva forma de aproximación a Cuba a replegarse para quedar todos encasillados como antes y como antes seguir condenando a Cuba en los foros internacionales. Con eso no se avanza nada. Fidel Castro siempre busca polarizar las posiciones entre los que no dicen nada sobre la falta de democracia, libertades públicas, respeto a los derechos y le rinden pleitesías, y aquellos que le tiran dardos, como Estados Unidos. Ese escenario no le presenta problemas. Pero sí con una tercera vía, aquellos países como Chile que no ven problemas en relacionarse con Cuba, como con cualquier otro Estado, pero que tienen el coraje de hablar claro cuando se trata de calificar a ese régimen en materias de derechos humanos y democracia.//LND

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Opinión: ¿Avergonzando a Chile?

Fuente: Luis Mariano Rendón, El Mostrador

Nos preguntamos si la Presidenta hablará, o nuevamente, como en el caso chino, guardará silencio frente a las violaciones a los Derechos Humanos que se cometen en el país que visita. En los mismos momentos en que ella esté inaugurando ferias de libros, escuchando conciertos o pegándose otra arrancadita con la Jupi a un reconfortante chapuzón en el Caribe, muchos presos de conciencia seguirán languideciendo en las cárceles cubanas, algunos condenados a más de 20 años.  Sí, 20 años, sin haber matado ni siquiera herido a nadie, sin siquiera haberlo intentado. Según Amnistía Internacional, «se considera «preso de conciencia» a toda persona encarcelada o sometida a otras restricciones físicas por sus convicciones políticas, religiosas o cualquier otro motivo de conciencia, así como por su origen étnico, sexo, color, idioma, origen nacional o social, situación económica, nacimiento, orientación sexual u otras circunstancias, siempre que esa persona no haya recurrido a la violencia ni propugnado su uso». Amnistía denuncia que existen cerca de 60 presos de conciencia en Cuba.

Es cierto que Chile no se puede jactar de ser un paraíso en materia de Derechos Humanos. Si no, sería cosa de preguntarles a los familiares de mapuches o trabajadores asesinados por Carabineros mientras luchaban por sus derechos. Sin embargo, con todas esas prevenciones, en este país no se llega al extremo de que existan «presos de conciencia» (que yo sepa…).

Alguien podría decir que no es de buena educación andar reclamando cosas cuando a uno lo invitan a una casa. Es cierto; por eso uno tiene que pensar muy bien a quien va a visitar. Sería como si yo supiera que un vecino le pega a su señora y el vecino me invita a comer a su casa. Por cierto que es complicado, en medio de la comida, reprocharle al vecino su conducta. ¿Qué se podría haber hecho en ese caso? Sencillamente, no acceder a la invitación del vecino y al gentilmente rechazarla y explicarle por qué. Eso serviría para que el vecino se enterara, por si aún no lo ha hecho, que el vecindario no considera adecuado que golpee a su mujer. Si por el contrario, yo accedo a la visita y una vez allí guardo silencio respecto de la indubitable violencia familiar que en ese hogar existe, el vecino pensará que nadie tiene nada que reprocharle, que lo que hace es de lo más normal y que es objeto de la más alta consideración en el vecindario. Y para no perder la costumbre, le dará otra frisca a su cónyuge no bien el invitado haya traspuesto el umbral.

Muchos de quienes participamos en la lucha contra la dictadura de Pinochet entendimos que no siempre los que aparecían como opuestos usaban métodos tan diferentes. Aunque nadie le reprocha al régimen de los Castro crímenes como los detenidos desaparecidos, sin embargo no dejan de haber sus similitudes. Ambos deshumanizan a sus adversarios. Aquí, humanoides, allá, gusanos. Ambos se presentan como encarnación de la Patria y quienes los atacan son anti patriotas y actúan sin ideales, sólo movidos por dinero, vendidos al «oro de Moscú», aquí, a los «dólares del imperialismo», allá. Ambos defienden a la Patria de sus enemigos, todos los cuales quieren aniquilarla, convirtiéndola en «Satélite Soviético», aquí, en «otro Estado del Imperio», allá. Ambos excluyen «constitucionalmente», a sus adversarios: Antiguo artículo 8º aquí, artículo 62 allá. En materia de libertad de expresión, quizás incluso la dictadura chilena salga mejor parada, pues al menos en los 80′ y aunque con mucha censura, circularon legalmente medios impresos y se escucharon radios opositoras. La mayor parte de esos medios murieron, la verdad sea dicha, ahogados económicamente por la Concertación y su predilección por las dos grandes cadenas (por favor, lo de «cadena» no está dicho con ningún doble sentido).

¿Que todas las restricciones anteriores existentes en Cuba no tienen que ver con la esencia del régimen socialista cubano y que sólo se explican por el criminal bloqueo? Hmm…en primer lugar, el bloqueo, desde Clinton, dejó de ser tan criminal pues se comercializan alimentos y medicinas. Además, Cuba puede comerciar con todo el resto del mundo. Pero independientemente de lo anterior, ¿por qué se responde al bloqueo norteamericano privando de las libertades básicas a la propia ciudadanía?, ¿Es que el pueblo cubano sería una especie de rehén en esta confrontación entre las cúpulas estadounidense y cubana?

He escuchado a muchos de los disidentes cubanos. En primer lugar, y como es lógico, presentan una gran diversidad entre ellos. No son susceptibles de ser homogeneizados, como pretende la dictadura. Los hay muy de derecha, para mi muy personal gusto, bastante detestables. Hay otros claramente de centro, unos incluso que son una variante local de la Democracia Cristiana. Pero independientemente de lo que planteen, mientras no recurran a la fuerza o propugnen su uso, no hay razón alguna para privarles del derecho a expresarse y a ser una opción que los cubanos puedan elegir. Si ese pueblo está tan de acuerdo con los Castro, como dice la propaganda oficial, ¿Por qué no preguntarle de alguna forma que al menos dé tantas garantías como el plebiscito de Pinochet de 1988? ¿Que plantear esto es injerencia en los asuntos internos de otro país? Tanta, como la injerencia que muchos pueblos del mundo hicieron en Chile, solidarizando con la lucha democrática contra Pinochet. ¿O es que aquí esa injerencia se debía llamar «solidaridad» y allá, «intervención» y «agresión»?

La verdad es que muchos aspectos del régimen cubano son interesantes. El esfuerzo en salud, en educación (aunque educación sin libertad de cátedra no puede ser tan espectacular) y sobre todo el intento de crear incentivos morales para las conductas humanas, me parecen muy valorables. Cuba ha logrado un Indice de Desarrollo Humano muy similar al chileno, pero con un ingreso muchas veces inferior, y eso es un gran logro. En un mundo que se está destruyendo por el consumismo capitalista, recorrer las calles de La Habana y no ver propaganda comercial, sino la exaltación de ideales, es un contrapunto inspirador. Si efectivamente ese tipo de sociedad fuese la elección libre y soberana de la mayoría de su pueblo y esa mayoría, independientemente de su cuantía, respeta a quienes piensan distinto y quieren cambiarla pacíficamente, Cuba sería un ejemplo en el mundo. La falta de libertad y democracia hace que todo lo valioso quede opacado.

Y volviendo a la visita presidencial, hay que decir que Bachelet no actúa por ella misma en sus recorridos por el mundo. Para bien o para mal y mientras sea Presidenta, representa en sus actuaciones en el extranjero a todos los chilenos y chilenas. Nadie la obligó a hacer esta visita. El hacerlo o no hacerlo es una decisión de Estado que trae consecuencias fundamentalmente en la credibilidad y prestigio de Chile, no de Bachelet. Por lo tanto, si habiendo decidido ir a Cuba, guarda silencio, si no pide la libertad de los presos de conciencia, estará siendo cómplice de dichos abusos y avergonzando a Chile entero. Esperamos que ello no suceda. Aún es tiempo. El díscolo aspirante presidencial que la acompañará, quizás podría ayudarla en la tarea de ser coherente, salvo que también se maree con los homenajes a su padre.

*Luis Mariano Rendón E. es abogado.


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Bachelet se reúne en La Habana con Raúl Castro y aborda situación de DD.HH.

Fuente: El Mercurio

«No tengo ningún tipo de inhibiciones de ningún tema», dijo ayer la Mandataria en la capital de Honduras, horas antes de aterrizar en la isla.

La situación de los derechos humanos, desde las distintas perspectivas planteadas por el régimen actual, será uno de los temas que la Presidenta Michelle Bachelet conversará en La Habana a las 17: 30 horas de hoy (19:30 horas en Chile) cuando se reúna en privado con el Presidente Raúl Castro.

La mirada positiva, como la decisión de Cuba de colaborar con el Mecanismo del Examen Periódico Universal implementado por el Consejo de DD.HH. de la ONU, del cual ambos países son miembros; o aspectos más complejos, como el avance en los sistemas democráticos de la isla, serán puntos que estarán sobre la mesa.

Desde que salieron de Santiago, miembros de la delegación chilena se preocuparon de hacer trascender esta decisión.

Incluso, se hizo saber que hace seis días, y por instrucciones precisas de La Moneda, el representante permanente de Chile en Ginebra, Carlos Portales, había hecho un fuerte discurso respecto de las libertades en Cuba (ver nota relacionada).

Y altas fuentes gubernamentales enfatizaron a «El Mercurio» que las palabras del embajador Portales deben interpretarse como «una crítica al régimen y no un respaldo».

En el Gobierno también recalcaron que «se equivocaron» quienes pensaron que ella, por razones ideológicas, se inhibiría de hacer saber la posición chilena sobre el tema, respondiendo de esta manera a las críticas de la Alianza y la DC.

Ella misma lo dijo ayer en Honduras. Cuando se le preguntó por la situación de los DD.HH. y la de Juan Gutiérrez Fischman, vinculado al crimen del senador Jaime Guzmán, respondió: «No tengo ningún tipo de inhibiciones de ningún tema. Cualquier tema que a mí me parezca que es indispensable en el interés del país plantear, no sólo al gobierno de Cuba, sino a cualquier gobierno, y así lo he hecho en mis relaciones con todos los gobiernos, será planteado».

Y el canciller Foxley reforzó esta idea señalando que «las reuniones presidenciales tienen una agenda absolutamente abierta y no hay ningún tema excluido».

El «millonario» barrio donde estará la Mandataria chilena

La Presidenta Bachelet será hospedada en una de las residencias protocolares del exclusivo barrio «El Laguito», construido entre 1920 y 1930, que corresponde a la zona residencial donde vivían los millonarios cubanos en la época pre-Castro. Está ubicada lejos del centro, en la zona conocida como Miramar, y ahora es un predio cerrado, custodiado por guardias de seguridad que sólo permiten la entrada a personas autorizadas. Las casas se ubican alrededor de un lago artificial, entre jardines muy bien cuidados. Allí, por instrucciones de Fidel, tiene residencia de descanso el escritor Gabriel García Márquez y se aloja Hugo Chávez cada vez que viaja a La Habana.

Las recomendaciones de La Moneda en Ginebra para que Cuba continúe con su proceso de apertura

El 5 de febrero pasado, el embajador Carlos Portales, representante permanente de Chile ante las Organizaciones Internacionales con sede en Ginebra, habló del «Informe sobre Cuba».

A nombre del gobierno reconoció como «un paso importante» la colaboración de La Habana con el Consejo de Derechos Humanos, reunido en esa ocasión.

Y destacó como punto relevante la visita del relator especial sobre el Derecho de Alimentación realizada en 2007 y el anuncio de la invitación a la isla del relator especial sobre tortura. Pero, recomendó que el Gobierno (cubano) «pueda acoger a otros relatores temáticos que así lo soliciten».

También resaltó los avances en la implementación de los derechos a la educación y a la salud, pero dejó constancia que «recomendamos la pronta ratificación del pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que su gobierno firmó recientemente».

Portales, además, valoró el anuncio cubano sobre la ratificación de la Convención Internacional sobre Desaparición Forzada de Personas y la firma del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Pero, dijo también que «recomendamos acelerar la ratificación de este instrumento para que, mediante la implementación del mismo, se asegure la protección y promoción de estos hechos».

Y señaló: «Todos los Estados partes del Pacto se obligan a implementar sus disposiciones. Por ello, y atendido los tiempos de su sistema político, estimamos que una efectiva independencia en los procedimientos y en la administración judicial; una legislación de excepción debidamente acotada; una adecuada protección para los defensores de derechos humanos, así como para los opositores políticos; una efectiva garantía a la libertad de expresión y el respecto a la libertad de circulación dentro y fuera de Cuba, serán importantes para lograr el goce de los derechos humanos, cualquiera sea la naturaleza de éstos».

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Human Rights Watch espera que no se excluya ningún tema en la agenda de Bachelet y Raúl Castro

Fuente: cooperativa.cl

José Miguel Vivanco calificó como «muy importante» el viaje de la Presidenta. Declaró que es la oportunidad para crear un diálogo con la isla.

El director para las Américas de Human Right Watch, el chileno José Miguel Vivanco, calificó como «muy importante» el viaje de la Presidenta Michelle Bachelet a Cuba, ya que es la oportunidad para crear un diálogo con el gobierno de la isla y tratar los temas de derechos humanos.

«Es muy importante que un Gobierno democrático como el de Chile visite Cuba, y la Presidenta Bachelet en particular que en materia de derechos humanos tiene credenciales incuestionables», declaró a El Diario de Cooperativa.

Vivanco señaló que esto se debe a que «hay que buscar oportunidades no para seguir aislando a Cuba sino para confrontarles, dialogar con ellos sobre estos temas. Yo confío en que durante las reuniones que se van a sostener con el Gobierno de Raúl Castro ningún tema esté excluido y uno de esos son las libertades públicas, los derechos humanos, los abusos que se cometen».

«Creo que es muy importante que Raúl Castro escuche del Gobierno de Chile que esos problemas deben ser superados y deben ser corregidos», agregó.

Además, señalo que no le parece «esencial» que la Mandataria se reúna con la sociedad civil o con el grupo de disidentes, sino que lo más importante es que se construya una relación con el Gobierno donde los temas de derechos humanos y democracia estén presentes para que junto a la comunidad internacional ir presionando «multilateralmente y constructivamente».

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Cuba a la vista, a pesar de todo.

Fuente: www.elmostrador.cl

Por Álvaro Ramis*

Desde que se anunció que la presidenta Michelle Bachelet viajaría a Cuba en visita de Estado la furia de la derecha no ha escatimado recursos para desacreditar esta decisión. Se ha montado una feroz campaña de prensa por medio del duopolio que conforman los diarios de Agustín Edwards y de Álvaro Saieh, con el fin de desacreditar y boicotear este programa.

Continuamente, desde noviembre de 2008, y durante tres meses, se ha buscado detener la gira o al menos impedir que el viaje cuente con una delegación amplia y representativa. En cualquier otro caso el gobierno habría tenido que desandar su camino ante una presión tan fuerte y evidente. Sin embargo, la campaña de Edwards y Saieh ha fracasado rotundamente. El viaje no sólo se realizará con gran visibilidad. Además se tratará de una de las visitas de Estado que estarán acompañadas de un mayor y más variado grupo de personalidades: desde el presidente de la CPC, Rafael Guilisasti, pasando por parlamentarios y dirigentes políticos, hasta un muy variado grupo de escritores y artistas.

¿Por qué el duopolio ha sido derrotado tan claramente? Porque no ha tenido en cuenta las condiciones políticas que explican este viaje, que no se limitan a la política bilateral entre los dos países, sino a un cambio geopolítico más amplio en América Latina. Este giro se hizo evidente en la Cumbre de Presidentes de América Latina y el Caribe celebrada en Costa do Sauípe y que permitió que Cuba se integrara al Grupo de Río, lo que ha cerrado un largo ciclo de aislamiento y  ha permitido reinsertar a Cuba en el concierto de la región. Esto ha supuesto romper el aislamiento político impuesto por Estados Unidos y al que nuestra región se sumó en los años sesenta. Al desbloquear a Cuba, América Latina ha reafirmado su autonomía y ha dejado establecido que los diferendos o desacuerdos entre nuestras naciones se zanjarán en espacios latinoamericanos.

Por lo tanto, el proceso de integración de Cuba a América Latina es ante todo una reafirmación regional y un acto de soberanía indelegable, lo que explica que mandatarios tan diversos como Lula, Cristina Fernández o Felipe Calderón hayan decidido estrechar sus lazos políticos y comerciales con la mayor de las antillas.

Este proceso coincide con una clara apertura cubana a buscar alternativas a su situación de evidente estancamiento político y económico. Se trata de un proceso que trata de no atentar contra las conquistas sociales de la revolución, pero admite que los problemas que enfrenta la isla, sin ser insuperables, son de muy difícil solución. Por ese motivo, estas transformaciones obligan a Cuba a reconocer los fracasos del socialismo del siglo XX, pero con el objetivo de  superarlos en los términos de un horizonte socialista del siglo XXI. Difícil tarea, pero sin dudas de gran interés para América Latina.

Visitar Cuba en este momento es por esta razón una forma activa de promover y fortalecer este giro político que encuentra no pocas dificultades. Raúl Castro, en una reciente entrevista al diario Juventud Rebelde, ha detallado lo que se está tratando de hacer y que no deja de constituir un potente desafío: «Tenemos que eliminar gratuidades. Si queremos equilibrar los salarios en el justo papel que deben desempeñar, hay que, paulatinamente o simultáneamente, ir eliminando gratuidades indebidas, que fueron surgiendo por aquí y por allá; y subsidios excesivos. (…) Tenemos que darle el verdadero valor al trabajo, y podemos quedarnos roncos hablando y predicando ese concepto, que si no tomamos las medidas para que las personas sientan la necesidad vital de trabajar para satisfacer sus necesidades, no acabaremos de salir de este bache».

La alternativa a este proceso de transformación interna de Cuba es la profundización de la política que George W. Bush ha impulsado estos últimos ocho años: más bloqueo, mayor aislamiento y menor diálogo. Afortunadamente las señales que Barack Obama ha entregado al inicio de su mandato van en otra línea: diálogo, apertura al envío de remesas familiares, iniciativas de distención.

El duopolio periodístico, encerrado en una agenda estrecha y miope, no ha logrado ver el significado de este viaje. Ha antepuesto la agenda electoral del 2009 a los intereses de Estado que hacen de esta visita un punto alto en el proceso de consolidación de un nuevo regionalismo latinoamericano, que sea capaz, por medio de la persuación, la diplomacia, la integración y la cooperación de hacer avanzar la agenda democratizadora y de respeto a los Derechos Humanos. Las altaneras exigencias de la derecha parecen más comprometidas con el statu quo que con la apertura a un cambio y a una transformación que beneficie a la ciudadanía cubana.

Este punto revela, finalmente, el mayor Talón de Aquiles de la campaña del duopolio Edwards Saieh. Cuando se invoca, desde ese tipo de medios de comunicación, valores ligados a la libertad de expresión  y a los derechos humanos, la opinión pública juzga no sólo el contenido de los discursos, sino también los dispositivos que lo contienen. Y en cuanto dispositivos, ni El Mercurio ni Copesa poseen legitimidad ni autoridad para invocar estos ideales.

Cuba merece una oportunidad para cambiar, sin que esas trasformaciones impliquen su anexión por parte de Estados Unidos. Chile y América Latina han comprendido que la única forma de hacer este proceso es con el acompañamiento de los países de la región, en un marco de respeto a la autodeterminación de los pueblos y a la soberanía de nuestros Estados.

*Álvaro Ramis es presidente de la asociación chilena de oenegés, ACCION.

Las opiniones, noticias y entrevistas vertidas en este Blog, no representan necesariamente el pensamiento de Amnistía Internacional – Chile.