Fuente: www.lanacion.cl
Ayer se cumplieron 25 años de la inmolación de Sebastián Acevedo Becerra, trabajador de la construcción de la ciudad de Coronel, quien desesperado por la detención ilegal y tortura de sus hijos María Candelaria y Galo Fernando, a manos de la CNI, decidió prenderse fuego frente a la Catedral de Concepción.
Así clamó por sus hijos hasta entonces recluidos en un lugar clandestino y ante la negativa de la dictadura del general Pinochet de entregar, al menos, el paradero de los jóvenes. Los muchachos, gracias al sacrificio y grito de espanto de su padre -“¡Que la CNI devuelva a mis hijos!”, fueron sus últimas palabras el 11 de noviembre de 1983- salvaron con vida.
Meses después, la acción del trabajador que estremeció al país y al mundo, dio fruto a uno de los grupos de mayor arraigo entre los opositores a la dictadura: el Movimiento Contra la Tortura Sebastián Acevedo, encabezado por el sacerdote jesuita José Aldunate, que quitó la venda y continuó el grito desgarrado y valiente contra la opresión con audaces acciones incluso en las mismas puertas de los centros de tortura del régimen militar.
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